Ford continúa su proceso de incorporación de las nuevas tecnologías de comunicación a sus modelos. Lo que voy a comentaros es un proyecto que supone una vuelta de tuerca en la aplicación del concepto de red inalámbrica.
Actualmente los coches pueden acceder a redes inalámbricas, obteniendo información sobre navegación, conexión con determinados servicios (como los de emergencia) e incluso descargar contenidos destinados al ocio. En este sentido no se alejan mucho del comportamiento de un teléfono inteligente o un ordenador portátil.
La idea es traspasar ese ámbito incorporando tecnología WiFi avanzada en todos los coches para convertirlos en nodos de una red gigantesca de colaboración, con la finalidad de compartir información sobre el tráfico, prevenir atascos, evitar accidentes e incluso convertirse en punto de acceso a Internet.
El anuncio lo ha hecho Pablo Mascareñas, jefe de tecnología y vicepresidente de investigación de Ford. En un reciente viaje a Chicago (una de las ciudades más congestionadas por el tráfico de Estados Unidos), Mascareñas ha presentado y defendido el uso de esta tecnología que salvaría miles de horas de trabajo y alguna vida.
Los coches se convertirían en una red punto-a-punto en un radio aproximado de 600 metros. A medida que se circula se conectarán con otros nodos desconectando de los que superen esa distancia. La conexión sería mediante WiFi fuertemente cifrada.
La idea, a priori, es bastante atractiva. Pensemos por un momento en una vía de circulación rápida donde se ha producido un accidente. Los coches más cercanos al siniestro transmitirían “hacia atrás” la circunstancia, con lo que podría evitarse un accidente en cadena.
Según informó Mascareñas, para que la red sea efectiva en términos de gestión del tráfico, es necesario que el 10% de los vehículos incorporen esta tecnología. Para que lo sea en términos de seguridad vial, la cifra aumenta hasta el 33%.
Las aplicaciones de una red de esta naturaleza son casi tan grandes como la imaginación pueda concebir. Faltan años, probablemente una década, para que este concepto sea aplicable de forma universal.
En el lado “oscuro” está el asunto de la privacidad, seremos tan localizables como un pez en el acuario del salón. Las tecnologías no son intrínsecamente malas, el uso que se puede hacer de ellas sí.