El “olvidado” en esto de las Pony Wars actuales es el Dodge Challenger, pese a que es el que más respeta los purismos de aquella época dorada del automóvil americano. Al menos estéticamente, la última generación es la más fiel al clásico de los ‘70 respecto a sus rivales, que no dejan de ser actualizaciones modernizadas de los diseños clásicos. En este caso, es prácticamente un E-Body con apariencia actual.
Para el modelo de 2012 se seguirá ofreciendo la versión más radical y potente, el Dodge Challenger SRT8 392 Editionequipado con el motor HEMI V8 392 (6.423 cc) y sus 470 CV, aún lejos de los actuales Shelby Mustang GT500 y el futuro Chevrolet Camaro ZL1, que pasan holgadamente del medio millar de caballos, quedando más cerca de las seis centenas que de las cinco. Lo mismo le sucede con el par máximo, de 637 Nm, donde también queda por detrás de sus rivales directos.
Tampoco podemos echarle la culpa sobre esto. Mientras que el GT500 y el ZL1 están pensados más para rendir igualmente en circuito o en un drag strip, el Dodge Challenger SRT8 392 Edition es más purista y pese a que en circuito, gracias su potencia, no desempeñaría un mal papel (con las obvias diferencias respecto a deportivos más puros), su peso es un factor en contra para estos menesteres y su terreno ideal es y será la pista del ¼ de milla, donde sus tiempos no son para nada malos.
Con el motor HEMI V8 392 hace el 0 a 60 mph (96 km/h) en 4 segundos altos y para recorrer el ¼ de milla necesita apenas 12,5 segundos aproximadamente. En la línea de sus rivales, pese a ser ambos superiores en términos de potencia y prestaciones. Aún así, por muy bonito que sea este Dodge Challenger, es sin duda el peor parado de los tres en todas las comparativas, ya sean de modelos tope de gama o de los modelos más corrientes.
Dodge lo intenta pero no llega. La plataforma del anterior Dodge Charger es demasiado pesada y no ayuda. Pero no deja de intentarlo. Para el nuevo Model Year, el Dodge Challenger SRT8 392 Edition estrena un nuevo sistema de suspensión adaptativo con dos modos de conducción diferentes, Auto y Sport. Dependiendo del modo seleccionado, diferentes parámetros como el ángulo de la dirección, la velocidad del coche, potencia de frenada y un largo etcétera son tomados en cuenta para el ajuste de la suspensión.